En la localidad de Oebelo, en la costa sur de Indonesia, los hombres han mantenido siempre a sus familias. Las mujeres solían elaborar prendas de ropa que trataban de vender, pero carecían de reconocimiento y, lo que es peor, no tenían acceso al dinero. Poco a poco, las mujeres decidieron agruparse para mejorar las condiciones de vida de sus familias y gracias a nuestro apoyo, convirtieron sus actividades en una empresa: aprendieron a calcular los costes de producción, a fijar precios competitivos y descubrieron cómo gestionar el etiquetado, el envasado y la certificación de lo que elaboran.

Ángel tiene 21 años y se dio cuenta muy pronto de la fragilidad de su pequeña comunidad, Medio Monte, en la Amazonia boliviana. Allí cada vez son más frecuentes los incendios y los terrenos están tan secos que las llamas avanzan a toda velocidad, arrasando miles de hectáreas. Esto fue lo que impulsó a Ángel a crear un grupo llamado Jóvenes Reforestadores, quienes, con el tiempo, se han convertido en ángeles guardianes del bosque.

Cuando se desató el conflicto, en octubre de 2023, Muna huyó al sur de Gaza siguiendo las advertencias de Israel. Lo hizo sin sus pertenencias; en cualquier caso, no tenía los medios para cargar con ellas. A su llegada al sur, empezó a colaborar en un centro de acogida de personas refugiadas que ayuda a unas 300 familias. Allí preparan comidas, coordinan el acceso al agua y garantizan las necesidades médicas de las personas alojadas, incluidos los medicamentos de quienes tienen problemas cardíacos o de presión arterial.

Silvia Carrizo llegó a España en 2002 huyendo de la crisis argentina. Adquirió la etiqueta de mujer migrante desde que pisó España y tuvo que lidiar con la explotación y la falta de oportunidades. De ahí nació la idea de fundar la asociación Malen Etxea (“la casa de la mujer”). La asociación tiene su sede en Zumaia (Guipúzcoa) y acoge a casi 200 socias, todas ellas empleadas del hogar y cuidados.