Oxfam Intermón advierte que un asedio total a Gaza conducirá a una catástrofe humanitaria. El anuncio de ayer del gobierno israelí, en respuesta a los atroces ataques de Hamás, impedirá que cualquier tipo de alimentos, agua, electricidad y combustible lleguen a una población ya en situación vulnerable. El asedio se suma al actual bloqueo de Gaza, que dura desde hace 16 años.
El día más mortífero en la historia de Israel ha dejado más de 1.500 personas muertas en Israel y Gaza, y muchas más heridas. Se produce en lo que ya ha sido el año más mortífero en Cisjordania y ahora en Gaza. Oxfam Intermón ha suspendido todo su trabajo humanitario y de desarrollo en Gaza debido a los continuos ataques aéreos y la violencia.
“Oxfam Intermón está horrorizada por los recientes ataques”, afirma Mustafa Tamaizeh, director interino de Oxfam en el Territorio Palestino Ocupado e Israel. “La violencia nunca allana el camino para la paz. La comunidad internacional debe utilizar todas las herramientas diplomáticas a su disposición para lograr un alto el fuego inmediato”.
“La decisión de implementar un ‘asedio total’ por parte del gobierno israelí, además del bloqueo en curso, negará aún más a los civiles de Gaza elementos esenciales como alimentos, agua y electricidad”, añade Tamaizeh. “Esto constituye un castigo colectivo a una población que no tiene ninguna responsabilidad por la violencia y es ilegal según el derecho internacional. No contribuirá a la paz y la seguridad; al contrario, avivará aún más las llamas de esta crisis”.
La ONU ha informado que actualmente hay más de 180.000 personas desplazadas dentro de Gaza; 135.000 de ellas se están refugiando en escuelas de la agencia de ayuda de la ONU, que ya están abarrotadas. Las familias se enfrentan a una grave escasez de alimentos, agua e instalaciones sanitarias y muchas están atrapadas en sus hogares, sin ningún lugar adonde huir.
La única central eléctrica de Gaza, crucial para el funcionamiento de servicios esenciales como el agua y el saneamiento, ya funcionaba sólo cuatro horas al día antes de la escalada de hostilidades. Sin combustible, está al borde del cierre total, lo que tendrá consecuencias nefastas para los hospitales y centros de atención sanitaria que dependen en gran medida de generadores para equipos médicos vitales, como los sistemas de soporte vital.
Los daños causados por los ataques aéreos han interrumpido los servicios de las ya escasas instalaciones de agua y saneamiento para más de 400.000 personas. La planta de tratamiento de aguas residuales en el norte de Gaza se ha detenido, lo que ha provocado el vertido de aguas residuales sin tratar al mar.
“Ya es hora de romper el ciclo de guerra seguido de treguas temporales y promesas de ayuda humanitaria, que no son más que tiritas”, concluye Tamaizeh. “En cambio, la comunidad internacional debe ahora abordar finalmente las causas profundas de la injusticia y la violencia que se están perpetrando bajo la ocupación”.
