Las restricciones de movimiento y el asedio total hacen casi imposibles las operaciones de ayuda, según denuncia Oxfam Intermón.
Vista de las ruinas de la ciudad de Rafah, Gaza. Foto: Alef Multimedia Company/Oxfam
Gaza entra la octava semana de asedio impuesto por Israel, que bloquea la entrada de cualquier tipo de ayuda, suministros vitales y bienes comerciales. El personal de Oxfam Intermón en la franja describe la situación como una pesadilla para una población aterrorizada por las órdenes de desplazamiento forzoso masivo y las matanzas de Israel.
Israel ha emitido reiteradas órdenes de desplazamiento forzoso para evacuar a la población civil. Sus renovados bombardeos y ataques contra Gaza desde el 18 de marzo han dejado a cerca del 70% de la Franja bajo órdenes de desplazamiento o zonas de exclusión, afectando a más de 500.000 personas. Muchas se han visto obligadas a refugiarse en zonas inhóspitas, inseguras e inaccesibles.
Desde el 2 de marzo, Israel no permite la entrada de ayuda ni de bienes comerciales a Gaza. Muchas agencias humanitarias se han visto obligadas a suspender sus operaciones. Oxfam Intermón y sus socios no han recibido ni un solo camión de ayuda, paquete de alimentos, kit de higiene ni ningún otro equipo esencial desde que comenzó el asedio. Los suministros de Oxfam Intermón están casi agotados, y solo quedan unos pocos tanques de agua en la ciudad de Gaza.
La población en Gaza se encuentra emocional y físicamente agotada tras 18 meses de ataques aéreos y ofensivas terrestres, repetidas órdenes de desplazamiento forzado y restricciones en los servicios básicos desde el 7 de octubre de 2023.
La reciente escalada de bombardeos, privaciones y desplazamientos de la población palestina de Gaza ha dificultado gravemente los esfuerzos de Oxfam Intermón y a las organizaciones locales con las que trabaja para brindar apoyo a una población que se enfrenta a la hambruna y a una violencia incesante.
Una trabajadora de Oxfam Intermón, desplazada dos veces en una semana tras la evacuación forzosa de Rafah, dice que casi todo ha quedado destruido. Menciona el sonido de los disparos por la noche y el llanto de la gente en la calle, sin saber adónde ir. Otro trabajador de Oxfam Intermón califica la situación de pesadilla, con gente pidiendo ayuda a gritos bajo montones de escombros, otros intentando huir desesperadamente con familiares heridos y otros enfrentándose a una lucha diaria para encontrar algo para beber o comer.
“Es difícil explicar la terrible situación actual en Gaza”, declara Clemence Lagouardat, responsable de la respuesta de Oxfam Intermón en Gaza. “Nuestro personal y el de las organizaciones socias presencia a diario escenas de masacre y desesperación. La gente está aterrorizada, temiendo por sus vidas, ya que las órdenes de desplazamiento les indican, con poca antelación, que deben trasladarse con lo que puedan llevar”.
“Las restricciones a la circulación interna también dificultan enormemente la realización de labores vitales para salvar vidas. Con tantas personas desplazadas, la presión sobre los recursos, cada vez más escasos, y las necesidades operativas es enorme. La poca ayuda que nos queda dentro de Gaza es difícil de hacer llegar a las personas que viven en refugios y tiendas de campaña improvisadas, dado el peligro que supone viajar”.
“Desde que se reanudó la guerra, muchos de nuestros equipos se han visto desplazados”, cuenta por su parte Mohammad Nairab, director de la Asociación Palestina de Amigos del Medio Ambiente (PEF), uno de los socios de Oxfam Intermón en Gaza. “Hemos tenido que continuar con nuestro trabajo, a pesar de la inseguridad, ya que innumerables personas dependen de nosotros para obtener agua, especialmente en estos tiempos difíciles. Nada podría habernos preparado para una guerra sin precedentes. El daño que sufrimos, tanto psicológico como físico, es profundo y no se puede reparar fácilmente”.
Oxfam Intermón recuerda que la gente tiene dificultades para encontrar agua potable, con instalaciones bombardeadas o inoperativas desde que Israel cortó el último suministro eléctrico necesario para el funcionamiento de las instalaciones de saneamiento. Los generadores de emergencia son de poca utilidad debido a las agotadas reservas de combustible. Los precios de los escasos alimentos disponibles se han disparado y muchas personas corren el riesgo de padecer hambre extrema.
“Hay que detener este terror y esta masacre de inmediato”, subraya Lagouardat. “Hay que levantar urgentemente el asedio para permitir que la ayuda humanitaria llegue a todas las personas que la necesitan”.
Oxfam Intermón exige un alto el fuego renovado y permanente, el regreso seguro de los rehenes israelíes y de los prisioneros palestinos detenidos ilegalmente, y el acceso inmediato y sin restricciones a la ayuda humanitaria a gran escala en Gaza. Oxfam Intermón reitera su llamamiento a la justicia y la rendición de cuentas para todos los afectados. Los estados deben dejar de vender armas a Israel, para evitar ser cómplices de los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos.
Notas para la edición:
Israel ha emitido numerosas órdenes y directivas para que las personas se trasladen a las zonas que ha declarado "refugios conocidos". Sin embargo, estas carecen de las instalaciones necesarias estipuladas en el derecho internacional humanitario (DIH), que incluyen la provisión de alojamiento adecuado, higiene, salud, seguridad y nutrición, así como el compromiso de mantener unidas a las familias. Las disposiciones del DIH sobre la protección de los civiles también garantizan la seguridad de quienes no puedan o no deseen reubicarse.
Evacuación | ¿Cómo protege el derecho en tiempos de guerra? - Libro de casos en línea
La Norma 129 del DIH consuetudinario y el artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra de 1949 prohíben explícitamente a una potencia ocupante deportar o trasladar por la fuerza a miembros de la población civil ocupada, independientemente del motivo. Esta disposición es una piedra angular del derecho de la ocupación; está diseñada para impedir que la potencia ocupante realice cambios demográficos en el territorio ocupado, independientemente de cualquier justificación que pueda ofrecer para dichos cambios. Subraya el principio de que deben protegerse los derechos y la dignidad de la población civil, lo que refleja la obligación de la potencia ocupante de garantizar el bienestar y la seguridad de quienes se encuentran bajo su administración. Existen excepciones para la evacuación de civiles por su propia seguridad, pero solo de forma temporal y cuando se les proporcione refugio, alimentos, agua y acceso a atención médica adecuados. Este no es el caso en Gaza. El 14 de abril, la ONU confirmó en la rueda de prensa diaria de la Oficina del Secretario General que, actualmente, alrededor del 70 % de la Franja de Gaza se encuentra bajo órdenes de desplazamiento o en zonas de exclusión, donde las autoridades israelíes requieren equipos humanitarios para coordinar sus movimientos.
El 15 de abril, la ONU informó que, entre el 18 de marzo y el 14 de abril, el ejército israelí emitió al menos 20 órdenes de desplazamiento, lo que puso bajo órdenes de desplazamiento activas a unos 142,7 kilómetros cuadrados, o el 39 % de la Franja de Gaza. Además de las zonas bajo órdenes de desplazamiento, las autoridades israelíes han solicitado a la ONU que coordine y notifique los desplazamientos a la zona de exclusión a lo largo del perímetro de Gaza y a lo largo de Wadi Gaza, donde las fuerzas israelíes se han redesplegado desde el 20 de marzo, lo que representa aproximadamente el 50% de la Franja de Gaza. En total, alrededor del 69% de la Franja de Gaza se encuentra bajo órdenes de desplazamiento activas, dentro de la zona de exclusión o en ambas.
En la rueda de prensa diaria de la Oficina del Portavoz del Secretario General de la ONU celebrada el 16 de abril, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que los socios humanitarios estiman que, desde el 18 de marzo, alrededor de medio millón de personas han sido desplazadas o desarraigadas de nuevo. Esto se suma a los cientos de miles de personas que se desplazaron repetidamente antes del alto el fuego.
Más testimonios del personal de Oxfam Intermón en Gaza:
Una trabajadora relata su propia experiencia de ser desplazada dos veces, en menos de siete días, desde su casa parcialmente destruida en Rafah: “Durante el primer desplazamiento no dormimos nada por los disparos nocturnos. Esperamos a que cesaran para poder irnos. Nueve de nosotros nos metimos en un pequeño coche para cuatro pasajeros con niños, llevando solo unos pocos documentos. Dejé atrás a mi hermano, que tuvo que seguirnos más tarde. Estaba paralizada por el miedo; apenas sentía las piernas. La gente lloraba en la calle sin saber adónde ir. Los niños y niñas de mi familia no paraban de llorar de miedo”. Describe cómo los tanques avanzaban por el barrio. El segundo día de Eid, al final del Ramadán, se despertaron con una nueva orden. “De nuevo, nos dijeron que evacuáramos el lugar donde nos refugiábamos. Tuvimos que correr a buscar otro lugar donde quedarnos”.
Otro trabajador de Oxfam Intermón en Gaza habla de las escenas que están presenciando: “Algunas de las experiencias que escuchamos son de pesadilla: historias de personas que logran enviar mensajes desde debajo de los escombros, pidiendo ayuda... que no llega. Personas que intentan ponerse a salvo, sabiendo que no hay refugio, heridas en el camino, llamando ambulancias que no pueden llegar a ellos porque las carreteras son intransitables. Historias de personas sin dinero, luchando por encontrar algo que comer, encontrando pequeñas cantidades de comida en los puestos del mercado, a precios hasta seis veces superiores a los normales. Sin electricidad, la gente cocina con leña, que también se está agotando. La gente está recurriendo a la quema de plástico en un intento desesperado por crear combustible alternativo. La gente describe las “nuevas” bombas. Hablan de cómo antes, durante la guerra, se oía el ruido de las bombas al viajar por el aire, pero ahora las bombas viajan con un silencio letal, dejando una devastación catastrófica a su paso.
“No tenemos adónde ir, ningún lugar donde estemos seguros”, dice otro miembro del personal de Oxfam Intermón que, mientras trabajaba, recibió la noticia de que su casa en la ciudad de Gaza había recibido una orden de evacuación. Consideró la decisión de dejar su trabajo para intentar encontrar un lugar seguro donde él, su familia y su anciana madre pudieran refugiarse. Finalmente, decidieron no evacuar, al comprender que no tenían garantías de seguridad.
Periodista - Departamento de Comunicación
Oxfam Intermón es miembro de la confederación internacional Oxfam.