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21/04/2021

Oxfam advierte que la Cumbre del Día de la Tierra debe impulsar la acción climática a nivel global

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, convoca una cumbre virtual sobre el clima con 40 líderes mundiales para los días 22 y 23 de abril

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El 10 % más rico de la humanidad fue responsable de más de la mitad (52 %) de las emisiones acumuladas en la atmósfera entre 1990 y 2015

En vísperas de la cumbre del Día de la Tierra, Oxfam hace un llamamiento al presidente Biden y a las y los líderes mundiales presentes en este encuentro virtual para que incrementen la ambición de sus medidas contra el cambio climático.

“Para compensar sus años de inacción, Estados Unidos debe adoptar medidas urgentes e inclusivas que permitan transformar los sistemas e instituciones, para así hacer frente a la crisis climática y trabajar en beneficio de las comunidades excluidas,” afirma Abby Maxman, presidenta y directora de Oxfam América. “El cambio climático y la desigualdad son dos caras de la misma moneda; la cumbre del Día de la Tierra debe ser el punto de partida para empezar a abordar ambas crisis conjuntamente".

La mitad más pobre de la población mundial, 3100 millones de personas, es responsable de tan solo una pequeña parte de las peligrosas emisiones de carbono. Sin embargo, son las personas más pobres y vulnerables — que disponen de menos recursos y han contribuido en mucha menor medida a provocar el problema— quienes están soportando la carga de la crisis climática. Por otro lado, está el 10 % más rico de la población mundial, que ha generado más de la mitad de las emisiones de carbono a nivel global.

Las necesidades de las personas más vulnerables deben estar en el centro tanto de la cumbre del Día de la Tierra como de la agenda de cambio climático de la administración Biden. Históricamente, Estados Unidos ha sido el mayor emisor de carbono y, por lo tanto, tiene una especial responsabilidad a la hora de reducir sus emisiones de manera urgente y ambiciosa, así como de ayudar a las personas y países más pobres a adaptarse y dar respuesta a los impactos del cambio climático.

“Las medidas de Estados Unidos para luchar contra el cambio climático deben basarse en la justicia global; no sólo deben ser una declaración de intenciones política y científica, sino un imperativo moral,” afirma Maxman. “Estados Unidos debe plantear un objetivo climático ambicioso con el que contribuya en la medida que le corresponde a la reducción de emisiones a nivel global; dicha meta debe ser un paso hacia la reducción total de las emisiones en las próximas dos décadas. Se lo debemos a las personas más vulnerables. Si no lo hacemos, parecería que estamos eludiendo nuestra responsabilidad, a nivel global, de apoyar a quienes ya están sufriendo los devastadores impactos del cambio climático”.

El Acuerdo de París, que ya ha cumplido cinco años, supuso un hito histórico en la lucha contra la crisis climática global. Los Estados acordaron establecer objetivos voluntarios de reducción de emisiones, a fin de mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5°C y, al mismo tiempo, mejorar la capacidad de los países para adaptarse a los impactos del cambio climático. Sin embargo, la mayoría de los países no están adoptando medidas suficientes para cumplir con sus objetivos climáticos.

“La cumbre del Día de la Tierra reunirá a los mayores emisores del mundo con los países más vulnerables. El presidente Biden debe aprovechar esta oportunidad para actuar de forma urgente y establecer compromisos más ambiciosos, promoviendo que otros dirigentes hagan lo mismo,” dice Maxman. “Antes de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebrará en Glasgow, Estados Unidos y otros países ricos deben acordar compromisos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático, entre ellos reducir de forma significativa las emisiones a nivel global e incrementar la financiación para apoyar a los países vulnerables, que no sólo son los menos responsables de la crisis climática, sino quienes están en peores condiciones de hacerle frente”.

Mientras la comunidad científica alerta de que estamos en una carrera contrarreloj para limitar los incrementos de temperatura y adaptarse a un clima que ya cambiante, debemos aprender de las duras lecciones que nos está dejando la pandemia de COVID-19. Hemos sido testigos de las consecuencias de la inacción, que se ha cobrado cientos de miles de vidas y ha llevado a millones de personas al hambre y la precariedad.

“Las y los líderes mundiales no deben ignorar las lecciones de la pandemia, sino que deben poner las medidas para abordar ambas crisis, la climática y la de desigualdad, en el centro de la agenda de recuperación tras la COVID-19”, concluye Maxman. “Es el momento de adoptar medidas más valientes y ambiciosas que permitan construir un futuro más digno y resiliente en el que todas las personas puedan prosperar, no solo sobrevivir”.

De igual manera, Oxfam Intermón (la afiliada de Oxfam en España) señala que Pedro Sánchez debe dar una señal positiva en la cumbre del clima virtual convocada por Biden, ahora que la tan esperada Ley de Cambio Climático y Transición Energética ha sido recientemente aprobada. La organización recuerda que en ella se recoge y coordina toda la acción climática a escala estatal, referenciada al Acuerdo de París. Sin embargo, los objetivos de reducción de emisiones (reducir 23% las emisiones de GEI para 2030) son muy insuficientes, y esta sería una buena oportunidad de anunciar mejoras.

Notas para la edición:

El 10 % más rico de la humanidad fue responsable de más de la mitad (52 %) de las emisiones acumuladas en la atmósfera entre 1990 y 2015. El 1 % más rico fue responsable del 15 % de las emisiones durante ese período, más que toda la población de la UE y el doble que la mitad más pobre de la humanidad (responsable del 7 %). Para más información, pueden descargar el informe de Oxfam “Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono”.

En conjunto, la reducción de emisiones contemplada en los planes de lucha contra el cambio climático enviados por los países asciende a un mísero 1 %, una cifra muy alejada del objetivo de reducción del 45 %, imprescindible para mantener el calentamiento global por debajo del umbral de 1,5 º C, y así evitar unos impactos desastrosos en las comunidades vulnerables.

JÚLIA SERRAMITJANA CASANOVAS

Periodista - Departamento de Comunicación