• Oxfam Intermón alerta de que es probable que hasta once personas estén muriendo de hambre cada minuto, superando el número de muertes que provoca la COVID-19
• Los conflictos, el clima y la COVID19, las principales causas, de la crisis alimentaria que azota Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Siria, Yemen, Brasil, India o la región del Sahel
• Desde la irrupción de la pandemia, Oxfam Intermón ha apoyado a cerca de 15 millones de las personas en situación de vulnerabilidad en varias zonas del mundo con asistencia alimentaria, transferencias de efectivo y agua apta para el consumo
• Oxfam Intermón pone en marcha una campaña para paliar las consecuencias que el cambio climático tiene sobre las personas más vulnerables
República Centro Africana. Crédito: Adrienne Surprenant / Oxfam
Oxfam Intermón denuncia en un nuevo informe publicado hoy que es probable que hasta once personas estén muriendo de hambre y malnutrición cada minuto en el mundo. Este ritmo supera la actual tasa de mortalidad de la pandemia de COVID-19, que es de siete personas por minuto.
El informe, titulado El virus del hambre se multiplica, alerta de que los conflictos continúan siendo la principal causa del hambre desde la irrupción de la pandemia, sumiendo a más de medio millón de personas en una situación cercana a la hambruna, seis veces más que en 2020.
Actualmente hay 155 millones de personas en el mundo que viven en una situación de crisis alimentaria o incluso peor, lo que supone 20 millones de personas más que el año pasado. En torno a dos de cada tres de estas personas pasan hambre a consecuencia de la guerra o los conflictos en sus países.
El informe también describe cómo la inestabilidad económica, acentuada por la pandemia, y el agravamiento de la crisis climática han llevado a decenas de millones de personas a pasar hambre. El desempleo masivo y las grandes alteraciones en la producción de alimentos han provocado que el precio de los alimentos se dispare un 40 %, el mayor aumento en más de una década.
“Los incesantes conflictos, las consecuencias económicas de la pandemia y el agravamiento de la crisis climática han empujado a más de 520 000 personas al borde de la hambruna. En lugar de hacer frente a la pandemia, las partes en conflicto han seguido luchando entre sí, a menudo dando un golpe letal a millones de personas que ya sufrían las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos y las perturbaciones económicas”, señala Lourdes Benavides, responsable de Países Frágiles de Oxfam Intermón.
A pesar de la irrupción de la pandemia, el gasto militar mundial ha aumentado en 51 000 millones de dólares, cantidad suficiente para cubrir seis veces y media la financiación requerida por las Naciones Unidas para acabar con el hambre en el mundo. Mientras tanto, los conflictos y la violencia han provocado que el número de personas desplazadas internamente haya alcanzado un máximo histórico, llegando a los 48 millones de personas a finales de 2020.
“Se sigue utilizando el hambre como arma de guerra, privando a la población civil de agua y alimentos e impidiendo la llegada de ayuda humanitaria. Las personas no pueden vivir de forma segura o conseguir alimentos si se bombardean los mercados y se destruyen los cultivos y el ganado” continua Benavides.
Bahjah, una madre de ocho hijos que vive en la provincia de Hajjah, en Yemen, y que ha tenido que huir de su hogar varias veces, contó a Oxfam Intermón: “Mi marido es demasiado viejo para trabajar, y yo estoy enferma. No nos ha quedado más remedio que enviar a nuestros hijos a pedir comida y a traer sobras de restaurantes. Pero incluso la comida que conseguían traer no era suficiente.”
Lourdes Benavides afirma que “la pandemia también ha puesto al descubierto las profundas desigualdades que hay en el mundo. La fortuna de las 10 personas más ricas del mundo (nueve son hombres) aumentó en 413.000 millones de dólares el año pasado; según las Naciones Unidas, esta cantidad es suficiente para financiar once veces la totalidad de su asistencia humanitaria mundial.”
Algunas de las zonas críticas del hambre en el mundo, como Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Siria y Yemen, siguen asoladas por los conflictos, y han experimentado un drástico aumento de los niveles de hambre extrema comparado al año pasado.
Según un reciente análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), más de 350.000 personas en la región de Tigray (Etiopía) viven actualmente en condiciones cercanas a la hambruna. Se trata de la cifra más elevada desde la registrada en Somalia en 2011, cuando 250.000 personas murieron de hambre. Se calcula que más de la mitad de la población yemení vivirá una situación de crisis alimentaria o peor a lo largo de este año.
La inseguridad alimentaria también se ha agravado en países de renta media como India, Sudáfrica y Brasil, que se han convertido en zonas emergentes del hambre, y donde se han producido algunos de los aumentos más drásticos de casos de COVID-19.
Algunos ejemplos de zonas críticas del hambre reflejados en el informe incluyen:
Mulu Gebre, de 26 años, que tuvo que huir de su ciudad en Tigray (Etiopía) cuando estaba embarazada de nueve meses, ha contado a Oxfam Intermón: “Vine a Mekele porque me habían dicho que aquí daban comida y leche a los niños pequeños. Cuando llegué, no pude encontrar comida ni siquiera para mí. Necesito comida para mi hijo, que solo tiene cuatro meses y nació bajo de peso.”
Benavides añade que “las personas que trabajan en el sector informal, las mujeres, las personas desplazadas y otros grupos marginados se ven desproporcionadamente afectados por los conflictos y el hambre. Las mujeres y las niñas están especialmente afectadas ya que, a menudo, comen menos y son las últimas en hacerlo. Se ven enfrentadas a dilemas imposibles, como tener que elegir entre ir al mercado y arriesgarse así a sufrir agresiones físicas o sexuales, o bien contemplar cómo sus familias pasan hambre.”
“Los Gobiernos deben tomar medidas para que los conflictos dejen de agravar los catastróficos niveles de hambre; en su lugar, deben garantizar que la asistencia humanitaria llegue a las personas que más lo necesitan. Los Gobiernos donantes deben financiar urgentemente la totalidad del llamamiento humanitario de las Naciones Unidas para salvar vidas de manera inmediata. Los miembros del Consejo de Seguridad también deben exigir responsabilidades a quienes utilizan el hambre como arma de guerra.”
“Para evitar muertes y que millones de personas más se vean arrastradas a la pobreza extrema y el hambre, los Gobiernos deben poner freno a esta enfermedad mortal; nunca había sido tan urgente lograr una vacuna universal. Al mismo tiempo, los Gobiernos deben construir unos sistemas alimentarios más justos y sostenibles y fomentar los programas de protección social.”
Desde la irrupción de la pandemia, Oxfam Intermón ha apoyado a cerca de 15 millones de las personas en situación de vulnerabilidad en varias zonas del mundo con asistencia alimentaria, transferencias de efectivo y agua apta para el consumo, así como con proyectos específicos para apoyar a las familias agricultoras. Trabajamos en colaboración con más de 694 organizaciones socias en 68 países.
Oxfam Intermón aspira a ayudar a millones de personas a lo largo de los próximos meses y busca con urgencia fondos para financiar sus programas en todo el mundo.
La organización también ha puesto en marcha la campaña Plántate donde denuncia que la mitad de la población mundial solo es responsable del 10% de las emisiones causantes del cambio climático. De hecho, África contribuye con menos del 5% de las emisiones globales y, sin embargo, sufre los mayores impacto de esta doble crisis – alimentaria y climática-. Oxfam Intermón trabaja para minimizar los efectos que el cambio climático tiene sobre las personas más vulnerables.
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Notas para edición:
Periodista - Departamento de Comunicación
Oxfam Intermón es miembro de la confederación internacional Oxfam.