Los multimillonarios han hecho fortunas inimaginables y sin precedentes durante la pandemia. Las empresas de los sectores de la alimentación y la energía se han ido enriqueciendo alcanzando niveles récord. Mientras tanto, millones de personas en todo el mundo se ven obligadas a saltarse comidas, a apagar la calefacción o a retrasarse en el pago de las facturas.
La pandemia, el conflicto de Ucrania y el rápido aumento de precios de los productos básicos está provocando una crisis del coste de vida que dificulta que mucha gente pueda seguir adelante, pero en cambio los más ricos nunca lo habían pasado tan bien. La desigualdad, que ya era extrema antes de la COVID-19, ha alcanzado ahora niveles sin precedentes. No podemos aceptarlo.
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Es el número de personas que se convirtieron en milmillonarias durante la pandemia. Una cada 30 horas.
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Es el número de personas más que se verán sumidas en la pobreza extrema en 2022: casi un millón de personas cada 33 horas.
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Su riqueza supera el PIB de todos los países de África subsahariana juntos.
BENEFICIARSE DEL SUFRIMIENTO
Frente al incremento desorbitado de la concentración de riqueza en plena crisis mundial, es urgente impulsar impuestos sobre las grandes fortunas y el capital. Los Gobiernos deben aplicar con urgencia medidas fiscales altamente progresivas e invertir el dinero recaudado en servicios públicos y protección social para reducir la desigualdad.
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