Paraguay presenta un modelo agrícola dual, bastante similar a la experiencia latinoamericana de las últimas tres décadas. En el país, coexisten dos segmentos: el de la agricultura familiar campesina (AFC), marginalizado, sin acceso a los recursos productivos, que prioriza los cultivos de seguridad alimentaria en extensiones de 20 hectáreas máximo y que tiene una orientación comercial hacia el mercado local; y el de la agricultura empresarial, que concentra los recursos productivos como la tierra y el capital, orientado a satisfacer la demanda internacional de soja en grano y en menor medida de sus derivados. La asimetría entre estas dos realidades agrícolas se percibe como un obstáculo para cerrar la brecha aún muy amplia que separa al país del cumplimiento de sus objetivos sociales. La supervivencia de la AFC se ve amenazada también por la escasa financiación, la regresividad e injusticia del sistema tributario y por ende, por la exigua articulación de la política fiscal (impuestos y gastos) con otros aspectos fundamentales para el desarrollo integral de la pequeña agricultura familiar. Este informe plantea una propuesta redistributiva, basada en una mayor reciprocidad tributaria por parte del agro-negocio y en otras cuestiones que apuntalen hacia una mayor suficiencia y equidad del sistema tributario paraguayo. La propuesta se basa en dos pilares fundamentales: recaudar más a través de un sistema más progresivo y justo y hacer "productivo" el gasto público.
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