Siete personas mueren cada minuto a causa de la COVID-19 en el mundo. Queremos que la pandemia termine y la economía se recupere, pero para eso necesitamos lo antes posible que la vacuna esté al alcance de todo el mundo.
Mientras los países europeos rozan la inmunidad de grupo por la alta vacunación, hay países como Congo o Chad donde tan sólo 1 de cada 2.000 personas ha recibido la vacuna. Ni siquiera el personal sanitario está protegido.
Las compañías farmacéuticas han recibido miles de millones de euros de dinero público para desarrollar la vacuna, y aun así tienen control sobre el precio y sobre las patentes de las medicinas creadas con ese dinero de las personas contribuyentes. Si estas grandes multinacionales compartieran la ciencia y la tecnología se podría acelerar la producción y distribución masiva de vacunas asequibles en todo el mundo.
Que vivas o mueras no puede depender de dónde has nacido ni de cuánto dinero tienes.
Las vacunas creadas con dinero público deben de estar disponibles para quienes las necesiten.
COVAX, el sistema por el cual países ricos donan vacunas a países pobres, no es la solución. Como mucho, llegará a cubrir este año a la cuarta parte de la población de los países en desarrollo. Tampoco el acuerdo de la OMC que establece una suspensión limitada de las patentes de las vacunas es suficiente. Es precisa una suspensión amplia de la propiedad intelectual de vacunas, test y tratamientos médicos.
LA INJUSTICIA EN DATOS
9 de cada 10 personas en los países más pobres no tendrán acceso a las vacunas este año.
El negocio de las vacunas ha creado 9 nuevos milmillonarios. Su riqueza combinada bastaría para vacunar a toda la población de los países de bajos ingresos.
Al ritmo de vacunación actual, los países de renta baja tardarán 57 años en vacunar a toda su población.
El virus amenaza con llevar a una situación de desnutrición a 132 millones de personas más.
Pertenecemos a la Alianza People´s Vaccine, una coalición de organizaciones y activistas unidas con el objetivo común de movilizarse para que haya una vacuna universal y gratuita.
En España, hemos logrado que más de 130 ayuntamientos, parlamentos autonómicos y otras administraciones apoyen la vacuna universal. Un trabajo junto a Amnistía Internacional, Salud por Derecho, Médicos Sin Fronteras, Marea Blanca y otras organizaciones y movimientos.
Con nuestra respuesta humanitaria a la pandemia, hemos llegado ya a más de 14 millones de personas en 68 países.
Una vacuna para la gente: libre de patentes, producida en masa, distribuida con equidad y disponible de forma gratuita para todas y todos, pobres y ricos.
Suspender las patentes de las vacunas, tratamientos y test contra la COVID-19 en la Organización Mundial del Comercio, como han pedido India y Sudáfrica, secundadas por 60 países.
Desarrollar capacidades de producción a nivel global, compartir las tecnologías y conocimientos sobre las vacunas y lograr el acceso mancomunado a las tecnologías contra la COVID-19, como pide la OMS.
Oxfam Intermón es miembro de la confederación internacional Oxfam.